Judo: actividad educativa y desarrollo personal

En el artículo Judo, La importancia de randori y kata, Willem Visser, 8º Dan Judo IJF, asesor estratégico y conferenciante internacional, escribió que el objetivo principal de randori es el desarrollo personal.
En este artículo describe los diferentes aspectos que conforman ese desarrollo personal.

El judo se configura a partir de muchos movimientos y de reacciones muy rápidas. Esta particularidad requiere una gran capacidad de concentración y también sentido del equilibrio.Los judokas deben estar completamente concentrados durante  su entrenamiento y plantear continuamente dinámicas de acción y reacción, con el objetivo de perturbar el equilibrio del adversario y a la vez mantener su propio equilibrio. Las situaciones de acción y reacción se suceden muy rápidamente, y se alternan con los momentos estáticos. Se van alternando una y otra vez con el mismo objetivo: desequilibrar al adversario y mantener el propio equilibrio.

Además de la concentración, es también muy importante  la aplicación coordinada de la biomecánica, lo que configura al judo como una forma de movimiento rápida, dinámica y compleja. Los movimientos de judo deben ejecutarse con rapidez para no dar a los oponentes la oportunidad de dar una buena respuesta motriz. Al mismo tiempo, uno debe reaccionar ante los cambios constantes de postura y movimiento del otro judoka. Esto requiere mucha concentración, coordinación y la gestión del equilibrio.

El judo es una contienda entre dos partes, en la que alterar el equilibrio del adversario  y mantener el equilibrio propio es esencial. Los judokas están completamente concentrados el uno en el otro lo cual permite desarrollar la percepción profunda.

Si un judoka quiere obtener resultados debe aplicarse, debe arriesgarse y debe actuar mientras su atención y concentración están enfocadas en el oponente.A través del judo se puede alcanzar un estado de equilibrio y control, que puede inspirar una cultura moral.  Una actitud ante la vida, en la que una persona aprende a no tener miedo y en la que se ejercita el coraje y la paz interior. Esto se puede manifestar especialmente en la adaptación inmediata a todas las circunstancias.

También se experimentan las ventajas e inconvenientes de la acción ofensiva y defensiva y se aprende a distinguir los perfiles ofensivos de los defensivos. Se aprende que la caída es relativa y que el arte de amortiguar la propia caída no sólo es necesario para la seguridad, sino también para la superación del miedo. El miedo juega un papel muy importante en las acciones del hombre. Reconocer el miedo es un paso importante hacia la confianza en uno mismo. Aprende a levantarse, y también aprende que debe levantarse. Uno aprende que puede fracasar, y que hay que esforzarse una y otra vez, al menos si se quiere seguir participando. Uno aprende a superar los límites y toma consciencia de su semejanza con las otras personas.

Los hábitos, los rituales en el judo, están impregnados por el respeto y el cuidado hacia los demás, es inclusivo con los más pequeños o los menos fuertes. Promueve paz y la armonía.

El entrenamiento de judo se basa en los principios anteriores y facilita que las personas sean más autonomas, que se manifiesten y actúen por sí mismas. Las personas ven el mundo con sus propios ojos, porque constantemente mantienen su propio equilibrio. Esto hace que las personas sean menos conformistas, porque aprenden a conocer sus propias cualidades y también aprenden a expresarse.

La práctica de judo crea un estado de tolerancia activa, modesta, enfocada, concentrada, complaciente y experimentada, no guiada por el miedo, con un gran sentido de la realidad, creando una capacidad de respuesta adecuada en todas las situaciones: es el resultado del entrenamiento en acciones ofensivas y defensivas, manteniedo el equilibrio, ganando y perdiendo, triunfando y fracasando, cayendo y levantandose, ¡en la convicción de la fraternidad con los demás!

“El judo es el camino hacia el uso más efectivo de la fuerza física y mental. Practicando el ataque y la defensa, el cuerpo y el alma se desarrollan y su fondo espiritual se asimila en el propio ser. De esta forma uno es capaz de perfeccionarse y ser valioso para el mundo. Este es el objetivo final de la disciplina del judo. Cualquiera que quiera seguir el camino del judo debe grabar esta enseñanza en su corazón”.

Kano Jigoro Shihan, fundador del Judo. 

Willem Visser, Consultor de estratégia, Conferenciante internacional y 8º dan judo IJF

Con agradecimiento a todos mis profesores, especialistas, compañeros y especialmente a todos los judokas  a quienes he tenido la oportunidad de formar y entrenar.

Traducción Ferran Agúndez

Fuentes y otros profesionales: 

Van der Horst, Cobben, Abe, Saitoh, Yamashita, Uemura, Sugawara, Murata, Hosokawa, Komata, Takahashi, Nakamura, Kasuga, Kawashima, Kariya, Brousse, Besson, Rougé, Ruska, Geesink, de Cree, Barta, Vachun, Viser, Lascau, McConnell, Snijders, Sins, Hoogendijk, Boersma, Odinot, van Dijk, Klok y muchos otros.